El coaching en la naturaleza puede ser un medio de autoconocimiento y de crecimiento personal. Si nos enmarcamos en lo que es el coaching profesional, el coaching en la naturaleza comprende la aplicación de sus competencias y de la estructura que plantea, a un contexto de la naturaleza.
La naturaleza de por sí ya es sanadora. El Shinrin-yoku (baño de bosque) es una práctica tradicional japonesa que consiste en estar en la naturaleza utilizando conscientemente los cinco sentidos, promueve un estado de relajación mental y física.
Estudios muestran cómo reduce el nivel de cortisol, de estrés, activa tu sistema parasimpático, promueve la salud de tu corazón y fortalece tu sistema inmune. Para hacerlo solo tienes que estar en la naturaleza con tu atención enfocada en el presente y utilizar tu tacto, olfato, gusto, visión y oído. Para el gusto no tienes que comerte las plantas que encuentres porque puede ser peligroso, puedes abrir la boca y sentir el sabor del aire o tomar una infusión mientras caminas.
Contemplando el poder que trae la conexión con la naturaleza, es que el coaching aplicado en esta puede generar mucho valor.
Este proceso se puede realizar de manera individual o grupal, y va a tener momentos clave que son parte de una sesión normal de coaching: un inicio con una intención clara, un desarrollo que implica clarificación, indagación y descubrimiento, y un cierre que integra aprendizajes y plantea próximos pasos.
Los momentos clave de una sesión son:
Inicio:
- Se establece el contrato o acuerdo de coaching, con claridad sobre lo que se espera del proceso, los compromisos de ambas partes y detalles relevantes.
- Se define la intención: así como lo defines en cualquier sesión de coaching, que plantee qué intención y resultado espera lograr con esa sesión, vinculado a su bienestar, crecimiento personal o profesional, que va a guiar el proceso de descubrimiento acompañado de la naturaleza.
- Se contempla la seguridad del cliente.
- Se realiza un ritual de inicio. Los rituales le dan más intención y significado a un proceso, puede ser empezar en un círculo si es un proceso grupal, realizar una respiración o meditación si es individual, o cualquier otro ritual.
Desarrollo:
- Tiempo de uno mismo en la naturaleza, se recomienda que registren sus reflexiones a través de la escritura o de grabaciones de voz. Se define un punto de inicio y de cierre del tiempo de uno mismo, así como la hora límite. En este tiempo de uno mismo, el coachee va clarificando e indagando, acompañando de la naturaleza.
- Bienvenida al regresar.
- Reflexión intencional: qué has aprendido de este proceso, compartir a nivel individual o grupal, dependiendo de la modalidad. Puede ser escrito, hablado.
Cierre
8. Se realiza coaching individual o grupal para integrar los aprendizajes y que el coachee asimile mejor lo que ha compartido.
9. El coachee plantea acciones para llevar a la práctica los aprendizajes encontrados.
La diferencia más saltante respecto a una sesión tradicional de coaching es que el desarrollo de la sesión, que comprende la clarificación, indagación, descubrimiento y expansión de conciencia, planteados a través de preguntas enfocadas en la intención inicial, tendrá respuestas que pueden ser evocadas por la misma naturaleza.
Quizá ante la pregunta de cómo puede responder ante una situación retadora, el coachee se inspira en las olas del mar para encontrar flexibilidad o fluidez, o en un árbol que le evoca firmeza y generosidad.
Se generan entonces respuestas que van a venir desde el mismo coachee, y que, gracias a un proceso de introspección, acompañado por la naturaleza, le pueden dar nuevas perspectivas.
Como se puede apreciar, una sesión de coaching en la naturaleza abarca las competencias esenciales que son planteadas por la Federación Internacional de Coaching, como son el establecimiento de acuerdos claros, cultivar confianza y seguridad, presencia, escucha activa, evocar la conciencia y facilitar el crecimiento y aprendizaje del cliente.
